¿Cómo se cobra el diseño de interiores?


19/08/2017
Autor: Miguel Ángel García Escobar

Me han comentado algunos arquitectos de interiores que si el servicio del arancel de honorarios de arquitectura del colegio de arquitectos puede servirle a un interiorista. Mi respuesta usualmente es que no, debido a que el servicio de un arquitecto de interiores es esencialmente diferente al de un arquitecto, en el sentido tradicional. A continuación, presento una explicación sobre cómo el servicio de diseño de interiores se suele cobrar.

Cuando trabajas como diseñador de interiores, hay dos maneras de hacer dinero:

  1. Ofreces tu asesoría de diseño y
  2. Coordinas el trabajo de interiores que se va a realizar.

Entre arquitectos, la industria la dividimos entre diseño y construcción. Planos, y obra. Sin embargo, en arquitectura de interiores, la división es menor, por lo que el diseñador usualmente le va mejor en términos económicos (comparado con un arquitecto) porque realiza ambas funciones. Un punto adicional que tienen los diseñadores de interiores es que los clientes son menos sensibles al precio, esto quiere decir en palabras más llanas que cuando alguien contrata a un diseñador usualmente tienen dinero para hacerlo (el diseño de interiores es un bien lujo), contrario a cuando se contrata un arquitecto, que en muchos casos el arquitecto está usando todo su patrimonio e incluso endeudándose para realizar un proyecto.

Para ofrecer los servicios de interiores, hay de cuatro maneras generales. Un interiorista profesional no se limita a una de ellas sino que las ofrece combinando algunas, o todas en conjunto:

1. Cobrar por la consulta / asesoría.

Se ofrece asesoría de diseño, usualmente el costo es por espacio, y/o junta. El mínimo de la junta de orientación es de $500.00 pesos (en Monterrey).

2. Cobrar por el diseño.

Se le ofrece el diseño por espacio de las áreas que va a realizar. Usualmente son dos o tres espacios principales para proyectos residenciales, pero puede ser no sólo para proyectos comerciales, espacios como Lobbys o salas de juntas, cuartos de hotel, etc. Aquí se ofrecen los servicios como el modelado 3D, los planos arquitectónicos, y pocos renders o bocetos esquemáticos. Aquí hasta cierto punto, uno se puede basar un poco en lo que cobramos los arquitectos, como en la calculadora de honorarios. Pero usualmente, a menos el diseño requiera planos de detalles más específicos como planos de closets, cocinas, o muebles específicos, no se requiere sobre complicar el diseño con planos y renders. En dado caso, si se requiere cobrar ésta área (el diseño y los planos), es mejor cobra por horas. Analizar cuántas horas llevaría hacer el diseño de ese espacio y cobrar eso, al cliente usualmente no se le dice las horas, sino que se le explica cómo el proceso de diseño es necesario, y por qué se requieren elaborar planos.

3. Cobrar por la obra.

Si se requieren ciertas modificaciones en obra (colocación de pisos, acabados, mobiliario fijo, luminarias, etc.) El diseñador de interiores puede traer al equipo y realizar el servicio de contratista. Una regla de dedo para cuánto cobrar es cobrar 16%, sobre el costo del concepto. Por ejemplo, colocación de piso con materiales, mano de obra, herramientas, equipo: 1500 $/m², al cliente se le cobra 1,740 $/m² del cual $240/m² es la utilidad del despacho de interiores por llevar la obra. El porcentaje dependerá de lo que el diseñador de interiores considere para su negocio, pero es necesario que este porcentaje se le deje bien en claro al cliente, puesto que algunos clientes para abaratar el costo buscarán usar materiales más baratos o contratar a subcontratistas conocidos, pero se le explica que el costo final del diseñador de interiores se determina al cotizar los trabajos y se cobrará independientemente de si el material es comprado por fuera o el cliente quiere usar a sus contratistas.

4. Cobrar por el mobiliario comprado.

Otra forma de cobrar del diseñador de interiores es cobrar por la selección de mobiliario que se compre. Usualmente el mismo porcentaje aplica, 16% sobre el costo del mueble. Aquí el cliente astuto argumentará que se está incentivando al arquitecto de interiores a comprar el mueble más caro, pero la manera en que se refuta este argumento es que el arquitecto de interiores en un principio establece un presupuesto por área del proyecto. El arquitecto de interiores debe tratar de apegarse a ese presupuesto, por lo que comprar muebles demasiado caros para aumentar su utilidad no le conviene al interiorista porque se gasta el presupuesto de inmediato y quedaría mal el trabajo. Adicionalmente el interiorista usualmente puede conseguir descuentos entre los proveedores para abaratar el costo de las compras. Es común pasar el descuento al cliente y ofrecerlo como un beneficio de contratar al diseñador, aunque personalmente he visto algunos interioristas que consideran que dicho descuento se lo ha ganado el despacho al cotizar con proveedor y negociar. Aunque en general se considera buena práctica pasar el descuento.

Como puedes ver, el hecho de que el interiorista realice tanto obra como construcción, hace que un diseñador de interiores sea más rentable que un arquitecto en el sentido tradicional y por lo tanto no le conviene utilizar el sistema de aranceles que como arquitectos tenemos. Lo que es importante tener en cuenta es saber bien en claro qué tipo de clientes es el mercado en el que se está incursionando, y cuál es su poder adquisitivo. Un último consejo que le doy es que, si puede especializarse todavía más, es un plus. Por ejemplo, puede ser un interiorista que sólo se dedica a restaurantes, o sólo a locales comerciales, o sólo residencias usualmente atrae a un nicho de clientes, aunque en interiores también es común ver el interiorista que hace 'de todo'. Usualmente un especialista podrá conseguir mejores comisiones.